Toda la vida ha pasado por los intestinos de las lombrices y a su vez, a través del suelo. Nada sobreviviría sin su sano desarrollo y es tan importante como el agua o la capa de ozono. Este recurso es alimento y salud, libertad y justicia, es creación, protección, destrucción,control y política. Es una inmensa fuente y almacenador de energía gratuita, cuya creación surgió de una serie de incontables colisiones estelares, planetarias y cataclismos naturales durante casi 14 mil millones de años. Es un inmenso potencial que el humano desperdicia y explorar el tema para su comprensión, cuidado y sobretodo regeneración, es de absoluta importancia para todos.
Entender el suelo es entender mejor la naturaleza, vital para comprender nuestro espacio compartido en el planeta y para algunas otras cosas como, ya saben, nuestra supervivencia. Pero hacerlo no es tarea sencilla, el suelo y a su vez la naturaleza, imponen en quien quiera comprenderlos y regenerarlos paciencia, observación, disciplina y reflexión, requieren humildad, inteligencia, acción y además en nuestra época, resistencia. Esta delgada capa de piedra, hojas, mierda y cuerpos descompuestos y pulverizados es inherente a nuestro funcionamiento más básico y muchos aún viven sin reconocer su trascendental importancia.
Informarse es ahora más fácil y más necesario, los cambios indivuales y luego comunitarios son urgentes y no podemos esperar a que sean mandatorios por ley. Estamos viendo y no vemos, parece que hay quienes creen que la vida surgió del concreto, que se maquinó en alguna transnacional y se vende en el centro comercial más cercano. Que no ven relación alguna entre lo que vive en su estómago y lo que vive en el suelo, que pasan una vida completa sin reconocerse en los procesos más básicos que rigen su tiempo y desarrollo en el planeta. Ese conocimiento está a nuestros pies, al alcance de las manos de todos, nacimos con él y es esencial para transforar nuestra situación actual.
Quienes nunca se han interesado por esta delgada y delicada capa encontrarán en ella un sin fin de sabiduría y lecciones aplicables a todos los aspectos de la vida. Es que nuestros sentimientos también pasan por el suelo y dependen de igual manera de su salud. Del suelo a la planta, de la planta al estómago y del estómago al cerebro, aunque ya de por sí hay quienes consideran al estómago un cerebro en sí mismo gracias a su importante papel en la producción de los principales neurotransmisores, a través de bacterias, que también habitan en el suelo. Es la vida interconectada, holística, eso de lo que habla tu religión favorita, tu primo el jipi, la loca de la oficina y ahora también el médico, nutriólogo, agricultor y científico.
Por eso con esta entrada comenzamos con una serie de lecciones en dósis pequeñas, una guía para ir entendiendo a cucharadas de qué estamos hechos, qué estamos perdiendo y qué conforma el alimento de nuestro alimento. Encontrarás recursos y explicaciones que te ayudarán a entender este universo de conocimiento en expansión cuyo incesante descubrimiento está literalmente a nuestro pies. Recuerda que nada sustituye el aprendizaje de campo, así es que mete las manos al suelo, pruébalo, no te lo comas, huélelo y obsérvalo, luego échale un ojo a nuestros “5 recursos para entender el suelo” o aprende un poco sobre la importancia de la microbiología.
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